Adela Ramírez
Durante la época victoriana (1837-1901), la muerte era una presencia constante en la vida cotidiana. Las altas tasas de mortalidad infantil, las frecuentes epidemias y las condiciones de vida insalubres contribuyeron a que la muerte fuera una compañera habitual en los hogares británicos. Esta realidad no solo impactaba a las clases más desfavorecidas, sino que permeaba todos los estratos sociales, desde la realeza hasta los obreros.