¿El tamaño importa?

Por Adela Ramírez

A ellas les gustaría resolver un sinfín de incógnitas que ellos esconden en su mente como el auténtico tesoro de Los Templarios, lo que resulta imposible. Sin embargo, acercarnos a la ciencia para develar algunos de los misterios más ocultos que ellos guardan en su enorme y pesado cerebro, plagado de testosterona, sí es posible.

Ellas, reconocen en ellos un nivel de competencia exacerbado, además de que no hablan demasiado, pueden parecer insensibles a las emociones, tienen el instinto protector muy desarrollado, olvidan con facilidad fechas que son sumamente especiales y pueden permanecer como estatuas durante mucho tiempo, escuchando las anécdotas de ellas. Lo anterior, se debe a las sustancias hormonales y neurotransmisoras que configuran el cerebro masculino a lo largo de su vida.

La ciencia ha establecido las causas neuronales del comportamiento intelectual, emocional y social de ellos. Se ha determinad que los hombres tienen un cerebro que en promedio pesa 1.370 g. y el de las mujeres cerca de 1.200 g.

Mientras que el volumen es de unos 1.260 cm3 en los hombres y de 1.130 cm3 en las mujeres, aunque hay una variación individual considerable puesto que existe una gama de volúmenes y pesos, y no una sola cifra en la que se pueda confiar definitivamente.

Tras diversos estudios científicos se ha determinado que no existe relación alguna entre el tamaño del cerebro y la inteligencia. Lógicamente, no hay alguna razón que afirme que los hombres sean más inteligentes que las mujeres o viceversa.

Una vez aclarado el punto, conozcamos cuáles son las hormonas y los neurotransmisores involucrados en el funcionamiento del cerebro masculino.

A la testosterona, le debemos ese vello corporal, la tonalidad grave de las voces y la maduración de los órganos reproductores masculinos.

Esta hormona juega un papel trascendental en los comportamientos de dominio y la agresividad, también activa los circuitos de la conducta sexual. Eso no es todo, rige la consecución de objetivos y por ende activa los niveles de competencia.

En tanto que la vasopresina se encuentra implicada a nivel cerebral en el repertorio de comportamientos sociales, específicamente en la protección y defensa del territorio personal, así como las conductas orientadas al apareamiento sexual. Es una hormona que libera una de las conductas más primitivas de ellos.

La Sustancia Inhibidora Mulleriana (SIM) es la encargada de que ellos sean amantes de las películas y series de acción, los videojuegos, la exploración y el movimiento constante.

La función principal de esta hormona es actuar durante los primeros meses de gestación a fin de eliminar del futuro bebé todas las características físicas femeninas, para potenciar la maduración de aquellas típicamente masculinas.

Ellos también son paternales y esposos cariñosos, conductas sociales que genera la oxitocina; una sustancia que puede actuar como hormona o como neurotransmisor. La oxitocina regula los vínculos afectivos y aspectos como la confianza, la generosidad y el compromiso.

Se activa especialmente mediante el contacto físico y por tanto, ejerce un papel antagonista a la activación agresiva provocada por la testosterona.

Mientras que la dopamina es el principal neurotransmisor implicado en la búsqueda de placer, la gratificación, la motivación para el disfrute y regula el impulso para conseguir una meta determinada.

La dopamina, es la llamada droga interna natural puesto que se segrega a grandes dosis generando una poderosa y químicamente adictiva sensación de bienestar ante una recompensa determinada, de modo similar a la que se puede obtener tras el consumo de drogas como la cocaína o las anfetaminas.

Esta hormona determina qué o a quién quieren y también por qué se aburren de las cosas una vez que las han conseguido. Es responsable de las adicciones y de la ambición.

Lo anterior explica porque para ellos el marketing y el amor no son conceptos muy distintos, las generalidades científicas anteriores pueden ser una especie de brújula al momento de comprender el tipo de predisposiciones biológicas cerebrales asociadas al género masculino.

Por su puesto, cada hombre tiene características muy particulares y la influencia del ambiente y los factores contextuales en los que se desarrolló durante las etapas de su vida también son decisivos en su comportamiento y no solamente está marcado por sus características bioquímicas u orgánicas.

Gracias a las innumerables diferencias biológicas, emocionales y cognitivas entre ellas y ellos, las relaciones personales y profesionales se vuelven fascinantes. Porque las diferencias no son barreras que separen sino que complementan y enriquecen a cualquier ser humano.

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